La luna esta llena de miradas que se perdieron buscando una
respuesta. Como esas miradas que cada vez que le veías, mataban. Como esas
miradas cómplices de un asesinato por perderte en sus labios, sin saber salir
de ellos. Y así es como me perdí. Me perdí incapaz de encontrar una salida a
ese entuerto en el que me veo estancada, sin posibilidades de seguir adelante,
de seguir avanzando.
Pero supongo que eso es como todo, que llegará un día en el
que todo esto dejará de importar, de que la página se pasará sola y solo
entonces seré capaz de seguir adelante.
Pero es inevitable pensar en lo que pudo haber sido y no
fue. Inevitable llorar al pensar que no puedes volver. El no poder evitar recordar
tu sonrisa y que ya se ha hecho tarde.
Que me sobraba mundo cuando estaba contigo, que no necesitaba nada más cuando mi almohada era tu ombligo.
Y que a veces sentía, que llegaste para salvar la suerte que perdí otras
veces.
Pero, como siempre, esto se queda aquí, guardado entre letras como un pequeño secreto, del que solo la luna, que todavía no me da ninguna respuesta, y yo, seremos testigos.